Entrevista completa con el colectivo "En la Villa Somos Hip hop"
Valentín del Río y Daniel Granada
Los primeros reyes de La Villa
El Hip hop es una cultura originada en Estados unidos que es definida por sus cuatro elementos principales: el MC ( se refiere al maestro de ceremonias o rapero), el Dj ( se refiere a la persona que mezcla música, grabada o propia), el grafiti (estilo de arte urbano, generalmente realizado a t´rávés de pinturas en aerosol) y el Breakdance ( estilo de baile urbano).
En el proyecto
“En la Villa somos Hip hop”, la historia del rap en Medellín se ve reflejada a
través de los ojos de “El Tin del Rio” y “El lobo de La
Villa”, personas que, aunque son de edades distintas, 28 y 31 años
respectivamente, comparten la misma pasión que se ve reflejada en sus años de
amistad, trabajando juntos en pro de la escena y en un proyecto que ha causado
un gran impacto en ambos. “El Tin” abre las puertas de su hogar para brindar,
desde su espacio más íntimo, toda su experiencia dentro de la cultura que le ha
permitido desarrollarse.
De apariencia tranquila, con una mirada despreocupada de ojos claros color café y una gran barba que cubre su barbilla y mejillas, Valentín del Río o “El Tin” lleva 12 años en la escena del Hip Hop mientras que Daniel Granada, alguien más enérgico, de contextura delgada y una barba estilo tenedor francés, lleva 15 años en el Hip hop. Con una mirada se puede ver la influencia que esta cultura tiene en ellos a través de su ropa, la cual grita Nueva York, la ciudad raíz de la cultura Hip hop y gran fuente de inspiración para estos amantes de la misma.
La energía de “El Lobo” se transfiere a la creatividad que tiene como productor y diseñador gráfico de profesión. Por otro lado, la calma de “El Tin” se puede sentir en su forma de expresarse acerca del mensaje que transmite un rapero y la elocuencia en sus palabras que tiene, en parte, gracias a su labor de vendedor.
La fuerza del Hip hop logró, desde el distante Estados Unidos, alcanzar el oído de los futuros maestros de La Villa, quienes por aquel entonces no conocían la escena local de Medellín, pero sin embargo empezaban a cultivar una nueva pasión desde el barrio. “En la calle pude conocer gente que le gustaba improvisar, pero ni siquiera le decían Freestyle en ese entonces. Ahí fue donde tuve mi acercamiento con el Hip hop, el Rap y empecé a conocer el movimiento como tal”, mencionó Valentín.
El Rap poco a poco empezó a aparecer en sus vidas de manera más frecuente. Así como los grafitis quedan marcados en la pared, los gustos de estos artistas se vieron marcados por el género: primero en las casas con los amigos como un plan para pasar el tiempo y luego como algo que se separara del simple gusto y les permitiera expresar lo que les gustaba. “Yo empecé, más que todo, sacando letras. Buscábamos cualquier beat que existiera en Internet en esa época porque todavía estaba muy básico y empezamos a ahondar con las letras”, cuenta Daniel mientras en su cara se refleja el alborozo de sus recuerdos.
En Estados Unidos, Nueva York se tambaleaba con el genio de las rimas transmitidas a través de una voz profunda, grave y cubierta por una máscara metálica. MF Doom fue una primera impresión del mundo del Rap para los futuros raperos de La Villa, quienes rápidamente sintieron un gran interés por el misterio de la persona detrás de la máscara y las ideas que transmitía. Por otro lado, gran parte de la inspiración de estos raperos nació en California con Cypress Hill, agrupamiento que lograba lo mismo al transmitir su identidad latina y funcionar como referente para “El Tin” y “El lobo”, quienes en ese momento no conocían la cultura local de Medellín.
Aun así, no se quedarían con esa información. Ambos sabían que querían descubrir quiénes hacían Rap en Colombia y la ciudad, estaban convencidos de que había grupos construyendo la historia de la cultura en el país y así fue. “Fuimos evolucionando con los referentes y conocer a la gente de acá que también nos inspiró y entre esos estaba El Kiño, que era mi vecino, por lo que yo tenía la posibilidad de verlo irse a grabar al estudio”, dijo Valentín mientras soltaba una leve sonrisa que contagió a su compañero.
Pasar del Rap en inglés al Rap en español significó un cambio de perspectiva, pero también de referentes. “Yo escuché mucho todo este Rap de Colombia como La Etnia, Gotas de Rap y también Tres Coronas porque fue una de las influencias fuertes para los de mi generación, ya que fue ese punto de quiebre entre escuchar Rap en inglés y de un momento a otro escuchar algo en español”, insinuó Daniel. Fue una época donde el trabajo en conjunto entre los raperos colombianos y españoles se empezó a catapultar dentro del movimiento.
El Hip hop comenzó a coger fuerzas y las influencias de la escena, tanto global como local, empezaron a hacerse notar cada vez más. Sin embargo, aunque se escuchara el género, este seguía siendo muy clandestino, por lo que hacía falta algo que pudiera aumentar la popularidad del Rap.
Con el paso del tiempo la industria cambió y con ello se reinventó todo el proceso de hacer un beat. “Llegó un punto donde la gente notó que no era que se estuviera haciendo mal la música, sino que estaban haciendo mal el proceso”. Menciona Valentín, quien afirma que el Hip hop tenía que ir más allá de solo hacer la música, tenía que encontrar a su público y la forma de llegar a él. “Yo creo que también va mucho del cambio generacional de la tecnología, que eso fue una cosa que cambió totalmente el juego”, agregó “El lobo de La Villa”.
Saber sobre qué se va a hablar siempre ha sido un universo desconocido para muchos y más cuando es el Rap, un género que no solo es cambiante durante los años, sino que es abierto a la pluralidad de opiniones. “Lo que rapeamos hace diez años no es lo mismo que lo que rapeamos ahora. Éramos muy revolución, de tirarle al gobierno, hablar mucho de la fiesta, de la cantina, pero, sin embargo, tratamos de ser muy conscientes con algunas cosas”, dijo Valentín de manera seria, hizo una pausa y agregó: “Yo siempre he dicho que las palabras tienen un poder muy fuerte y es algo que, nosotros como raperos, tenemos”.
Con los años, el amor del Tin y del Lobo por el Hip hop y la comunidad ha crecido más allá de lo que esperaban, convirtiendo varios lugares donde se solían reunir en iconos para la escena entera. La Nueva Villa del Aburrá es hoy en día uno de los lugares más importantes para el Hip hop en Medellín, cada viernes la comunidad se reúne en este punto de encuentro para expresar y dar a conocer la voz de las personas amantes del Rap, del grafiti y de toda la cultura que hay alrededor de este movimiento.
El apodo “El lobo de La Villa”, junto con “El lobo underground”, además de “Tin tin” y “El Tin del Rio”, vienen de hace más de 10 años atrás, cuando estos raperos tenían como punto de encuentro La Nueva Villa de Aburrá, donde buscaban escuchar música junto con otros amigos.
Así nace un proyecto que hasta el día de hoy sigue vigente bajo la dirección de Bryan Alexander Córdoba López, mejor conocido como “ELEPZ”. Así se origina el Rey de La Villa, una competencia donde se reúnen los mejores freestylers de Medellín a competir para poder coronar a su nuevo rey.
“En La Villa somos Hip hop” es la evolución de la idea. “Nace hace 12 años con el fin de crear un sitio, un espacio para los raperos de aquí de la ciudad de Medellín en el que nos pudiéramos ir a parchar, improvisar, a cantar, a conocer de la música, presentarnos entre nosotros y compartir específicamente desde el Hip hop” añade “el Lobo”. Daniel, junto con Valentín, es uno de los conductores del programa que transmiten semanalmente con la idea de darle una voz a la gente que quiere hacer parte o conocer la escena local del Hip hop, no solo de Belén, sino también de otras partes de la ciudad.
“Muchos de los raperos que hoy están vigentes, pasaron por La Villa, rapearon en La Villa y por eso, también apoyan tanto el proceso”, agrega Valentín. “En la Villa somos Hip hop” es el proyecto que nació por amor a la comunidad, un proyecto que fue acogido por Medellín y gracias a que el país reconoció su potencial, evolucionó más allá de la ciudad, alcanzando en Colombia, distintos lugares como Los Llanos Orientales, La Guajira y El eje cafetero. Incluso, su influencia ha logrado salir del territorio colombiano llegando a países como: México, Perú, Chile, Argentina y Brasil.
Tantas conexiones no solo por Colombia, sino también por Latinoamérica han permitido un reconocimiento que ha dejado en el público la certeza de creerle a un movimiento que resalta las habilidades artísticas y el potencial local existente en Medellín. Así, hoy en día se está volviendo a mover la industria, creando nuevos contenidos, pensando en las nuevas audiencias que las últimas generaciones están creando. El mismo Valentín del Río lo dijo: “Estamos generando un medio para la escena del Hip hop en Colombia”.